Lauburu, el símbolo
El Lauburu es un tipo de cruz curvilínea de significado artístico y mitológico que aparece por todo el norte de la península ibérica desde hace más de 1500 años.
Orígenes e historia del Lauburu
La influencia vasca ha logrado tal reconocimiento internacional que en otros países, entre ellos Estados Unidos o Argentina, se ubican numerosos locales dedicados a expandir su cultura. Uno de los componentes de la misma es el Lauburu, un símbolo de protección que radica siglos atrás en los celtas.
Significado e historia
Si articulas Lauburu con los labios, te estás refiriendo a un símbolo de asunción vasca cuyo significado en castellano se traduce como “cuatro cabezas”. ¿Pero qué denotan estos cuatro extremos?
En su fecha de origen, el siglo XVII, la cultura se fundamentaba en la devoción hacia las fuerzas de la naturaleza: el sol, la luna, el cielo, el aire, el fuego y el agua. Concretamente, en la población vasca se creó un personaje mitológico llamado Mari, personificación de la naturaleza y madre de dos opuestos: el sol y la luna.
Este símbolo representaba el sol, la estrella que nos ilumina y nos da vida, portadora de luz y energía. Con lo que se comenzó a posicionar en el exterior de los hogares y en las tumbas, con el convencimiento de que expulsaría a los malos espíritus, protegiendo así a las familias y a sus ganados.
La opinión pública se sustenta en que orienta la energía que se acerca al talismán, alejando la oscuridad y atrayendo el bien.
Dado que ya hemos señalado que consiste en una encarnación del sol, su colocación debe estar dirigida en el sentido de su recorrido, es decir, hacia el oeste. No obstante, en caso de que sus extremidades se guiaran en la dirección inversa, escenificaría la disensión e indocilidad hacia el sentido natural de la vida.
Por otro lado, las cabezas verticales manifiestan el fuego y el agua, además de la expresividad femenina (percepción y emoción), mientras que las horizontales aluden al aire, la tierra y la energía masculina (tanto mental como física).
Su origen
Como hemos visto, hoy en día representa a la cultura del País Vasco tanto como su ikurriña, los aizkolaris o el marmitako. Pero… ¿es realmente este símbolo propiedad exclusiva de Euskadi?
Algunos historiadores, filólogos y arqueólogos afirman que este distintivo, a pesar de haber trascendido en la historia como representante de la comunidad vasca, tiene su origen en una fecha y cultura bastante previa. De hecho, tal como explicaremos a continuación, se les atribuye a otras tres culturas: la celta, la germana y la indoeuropea.
En el primer caso también se le imputa un culto al sol y al fuego, siendo en esta circunstancia el giro a la derecha representación de la vida, y a la izquierda, de la muerte.
Asimismo, así como los germanos también lo empleaban como un instrumento para atraer la buena ventura, en su caso se escenificaba en un ambiente más bélico, pues lo plasmaban en sus escudos como figura de virilidad y orgullo; llegando a utilizarlo como amuleto para proteger a lo soldados en sus luchas.
Y por último, prosiguiendo en la línea de la honra a los elementos terrenales, los pueblos indoeuropeos lo adoptaron como un distintivo de adorno para sus hogares y ropajes, pretendiendo mostrar su admiración por el esplendor y la vigorosidad del sol, además de su veneración al fuego y el viento. En su caso, las cabezas verticales insinúan el ocaso y las horizontales el amanecer.